La historia de hoy es la de las tenis con luces, la de las tenis que siempre quise y nunca pude tener, pero hoy a mis 21 años estoy dispuesta a conseguir por mis propios medios. La historia se remonta a 1994 cuando yo tenía 6 años y las tenis con luces eran el FUROR del kinder. Como desde niña siempre he querido estar "a la moda", sin duda me vi seducida por tan brillante par de zapatos.
No sé porque nunca me las dieron. No sé. Mis papás tampoco saben. Creo que en ese momento pues no tenían el dinero para comprarmelas pero como ellos son taaaaaan buenos tatas y de verdad querían complacerme, encontraron un modo de lograrlo. En un momento mi papá hizo un viaje y cuando volvió me trajo unas cuestiones rarísimas que se pegaban a los cordones del zapato y hacían un juego de luces. La bendita cochinada no sólo era pesadísima sino que comía baterías como un celular viejo, entonces yo sólo la encendía en recreo y me veía como una discomóvil.
Años después mis papás les compraron las tenis con luces a mis dos hermanos menores y yo siempre los envidié muchísimo. Al punto que hoy por hoy me ando buscando unas. Pero siempre quedo muy agradecida por el esfuerzo de mis tatas por regalarme aquellos benditos triángulos luminosos para que yo no fuera la única en el kinder sin luces en los zapatos.